martes, 20 de marzo de 2012

En sus ojos

Querida Helena,

Hoy vuelve a ser día 20, triste recordatorio de tu partida y marca indeleble de ese vacío que por siempre ocupará mi corazón. Pero hoy no quiero hablar de lamentos, ni quiero que cuando leas estas líneas sientas tristeza por no poder estar a nuestro lado.

Hoy quiero hablar de todas aquellas pequeñas cosas que me hacen más llevadera tu ausencia, que me hacen sentirte a mi lado, como si nunca te hubieses ido.

La primera de ellas es esta doble cita mensual. Cada día 9 y cada día 20, me siento frente al ordenador y te escribo una carta, que me permite abrirte mi corazón y descargar la frustación de no verte. Al escribir, oigo tu voz leyendo cada palabra, tu risa al alegrarte por nosotros o tu llanto si alguna vez te emocionas con mis pensamientos.

Te tengo siempre presente en mi muñeca. Una pequeña pulsera de acero, fría y dura me recuerda lo fuerte que era tu corazón y como luchabas por vivir. Al acariciarla con las yemas de mis dedos y sentir mi propio pulso, tengo la extraña sensación de sentir los latidos de aquellos niños cuyos corazones laten gracias a ti.

Y si alguna vez salgo fuera, junto a mí llevo una pequeña muñeca, la pequeña Helena, como la llama tu hermano, la coloco en lugares famosos y la fotografío, como hubiera hecho contigo si pudieras acompañarnos en nuestros viajes.

Y naturalmente te veo cuando miro a tu madre y a tu hermano, parte de ti siempre estará en ellos, los labios de tu madre, los ojos y las pestañas de tu hermano. Al fin y al cabo, vosotros  eráis dos gotas de agua al nacer.

Pero aunque pueda parecer mentira, donde más te tengo presente es en la mirada de Pablo. Cada vez que me mira, con sus enormes ojos escondidos tras sus pequeñas gafas, y sonrie, siento que tu estás con él, y sé que, si siguieses con nosotros, me mirarías y sonreirías como lo hace él.

Hoy Pablo cumple su primer año de vida, como tú, él es un luchador nato al que la vida pone a prueba cada día y al igual que tú me enseñaste a ser fuerte, el cada día, con su sonrisa, me enseña que debo ser feliz. Cuida de él y su familia desde el cielo, ya que ellos nos cuidan a nosotros aquí en la tierra.

Tu padre que te quiere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, háblale a Helena...