miércoles, 20 de junio de 2012

La historia se repite

Querida Helena,

Hoy te escribo desde un lugar un tanto extraño. Me encuentro un tanto lejos de mamá y de Héctor, en el corazón de Europa, en una ciudad que en su tiempo regía el destino de un gran imperio, o al menos lo hacía durante la mitad del año. ¿Aún no sabes dónde? Pues estoy en Budapest.



Budapest es ahora conocida como la capital de la industria cinematográfica para adultos, quizás sea por que resulta económica para realizar este tipo de producto, o por sus bellas localizaciones o por la gran belleza de sus gentes. Sea lo que sea, yo prefiero que la conozcas por si misma.

Ante todo es una ciudad hermosísima situada a orillas del Danubio, o Duna como lo llaman los autóctonos. Antaño el Danubio no partía en dos la ciudad, si no que separaba dos ciudades distintas, Buda y Pest, que con el tiempo se unieron formando esta gran urbe.

Al oeste del Danubio se sitúa Buda, escarpada y repleta de monumentos imperiales, tanto del imperio austro-húngaro, como del imperio soviético. También en este lado se pueden encontrar los restos de la antigua Aquinqum, la ciudad romana que vigilaba esta porción del limes, recuerda que el Danubio era frontera natural del imperio romano. Un pequeño circo y los restos de las termas se pueden ver integrados en el tejido urbano, casi como si alguien se los hubiera olvidado allí y a nadie les importase ese enorme montón de piedras.

Al este del Danubio, se encuentra Pest. Esta ciudad es hija del siglo de las luces. Enormes avenidas al gusto burgués la recorren de este a oeste. Y los enormes edificios son mudos testigos de la importancia que esta ciudad ostentó en su día. ¿No me crees? Sólo piensa que el primer Metro de Europa continental se construyó aquí. Es algo precioso. Pequeños vagones, donde casi uno no cabe de pie, transitan estaciones decoradas en art-noveau, tal y como dictaban los cánones de la época. Uniendo el Danubio con esa enormidad de espesura y naturaleza que es el Parque Városliget.

Y en el propio Danubio, la Isla Margarita, otra maravilla natural donde perderse y olvidar que se está en una gran urbe. Pasear por este inmenso bosque a orillas del Danubio, te transporta a otra época, cuando todos los hombres eran caballeros y todas las mujeres, damas. Si continúas por el rio, hacia el sur, podrás ver todos los inmensos puentes que hacen de estas dos ciudades una sola. Enormes obras de ingeniería que unen ambas orillas, pero entre ellas hay una que brilla con luz propia, el puente Széchenyi o como lo conoce todo el mundo, el puente de las cadenas. Para mí es, sin lugar a dudas, el corazón de Budapest. Desde él se tiene una vista privilegiada del Parlamento, la Iglesia de Matías, el Castillo, la Ciudadela, el Bastión de los Pescadores, y naturalmente el propio Danubio.

Ya para acabar, me gustaría hacerte notar, que Budapest también es famosa por sus aguas termales y sus balnearios, prácticamente todos los hoteles, en la parte de Buda, cuentan con spas, y entre todos ellos hay tres que son extremadamente famosos. Primero el Balneario Széchenyi, en pleno parque, un enorme edificio amarillo que rompe el verdor del parque y lo hace imposible de obviar. Segundo, los Baños Rudas, testigo de la gran influencia que los turcos tuvieron en esta ciudad. Y por último el Balneario Gellert, para mí el más bello de la ciudad y probablemente del mundo entero, solamente el mero hecho de pasear entre sus piscinas es un placer, imagina poder bañarse en ellas. Y es desde su hotel desde donde te escribo, añorando a aquellos que se han quedado en casa y en especial a ti.

Tu padre que te quiere.

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