La primera vez

Querida Helena,

Hace unos días tu padrino se subió con su hijo, Pau, que como bien sabes es mi ahijado, a una especie de trineo sobre railes que se deslizaba ladera abajo en medio de un bosque. En su blog, comentaban ellos la maravilla que supuso para ambos esa pequeña experiencia.

¿Por qué te cuento esto? Pues sencillamente porque en ese momento me pareció algo intrascendente y apenas digno de mención. No puedo creer lo equivocado que estaba.

Sí, me equivocaba. En ese momento no fui capaz de ver la importancia que tiene para un padre poder compartir esos instantes tan nimios para un adulto, pero tan trascendentales para un niño. Para Pau fue la primera vez que se enfrentaba al peligro, a la velocidad, a sentirse libre deslizandose ladera abajo en un trineo. Y eso, en sus ojos, fue algo mágico. Tanto Elías como Mari Carmen supieron ver al momento la importancia de esa experiencia, y es para mí un orgullo que padres tan geniales sean parte de nuestra familia.

Seguramente te preguntarás como cambié de opinión, qué fue lo que me hizo ver mi error. La respuesta es simple, tu hermano me abrió los ojos. En estos 4 años y medio que han pasado desde que Héctor llegó al mundo, han sido innumerables las veces que le he visto hacer alguna cosa, o reaccionar en alguna situación, y como por arte de magia, recordarme a mi mismo cuando era un niño haciendo las mismas cosas y de la misma manera.

Este fin de semana, tu hermano se subió conmigo por primera vez a un auto de choque. Mientras lo abrazaba y observaba su carita divertida y confiada, he sentido a mi alrededor el brazo de tu abuelo, que protegía al niño que era yo de los choques, mientras con el otro brazo conducía. Y volví a oír su risa mientras me aseguraba que nada malo me pasaría. Fue en ese preciso instante que me dí cuenta de lo equivocado que estaba. No hay nada en el mundo que se pueda comparar al milagro de poder compartir cada una de las primeras experiencias de un hijo. 

Hija mía, la vida me ha arrebatado ese privilegio para contigo, pero espero que a través de estas cartas podamos compartir otras primeras experiencias.

Tu padre que te quiere.