sábado, 9 de febrero de 2019

Mala digestio, nulla felicitas

Querida Helena,

Hace una semana mi vida dió un vuelco. Lo que desde siempre era mío me fue robado y mi futuro aparece ante mí, oscuro y desdibujado. Qué será de mí, hija, sin pan que llevarme a la boca? Feliz cumpleaños cariño mío, quisiera poder celebrarlo contigo, comiendo un rico pastel, pero ni tú estás a mi lado, ni ningún pastel me dará bocado.

Desde que era bien pequeño ha habido una constante en mi vida, el pan. Ya mi abuela cuando yo no levantaba un palmo del suelo me decía aquello del "come pão", y yo que era un niño obediente, lo hacía sin rechistar.

Desde entonces hasta ahora, el pan y yo hemos vivido un idílio, que ha ido creciendo a medida que mis paseos por el globo me descubrían distintos tipos y formas del rico alimento. Pero el pasado viernes todo acabó.

Me diagnosticaron Celiaquía y mi amor por el pan se rompió en mil pedazos. Se acabaron los bocatas, las pizzas, la cerveza, la bollería, los pasteles, las empanadas, los shawarmas, las salsas, la pasta y tantas otras cosas. Mi cuerpo me traicionó. En la mitad de mi vidad sufrí la traición más dolorosa.

¿Pero realmente me ha traicinado mi cuerpo, o por el contrario me está salvando de mí mismo?

Seamos realistas, a mi edad y con "sobrepeso" más me vale cuidar lo que como, Y ahora, me guste o no, no me quedará otro remedio.

Sé que será duro, pero, como siempre que el camino se me hace muy cuesta arriba, pensaré en tí y en tu perseverancia, en como te enfrentabas al dolor día a día, y daré el siguiente paso.

Cariño, hoy cumplirías 8 años, y como regalo de cumpleños quiero prometerte cuidarme, no porque no me quede otro remedio, si no por que quiero hacerlo. Y ahora, corre a jugar con tus abuelos, abrázalos fuerte y disfruta de tu cumpleaños.

Tu padre que te quiere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, háblale a Helena...