sábado, 20 de julio de 2019

Cave canem

Querida Helena,

Qué larga se me ha hecho esta semana. Qué largas las horas frente al ordenador, esperando que pasasen y agotar así la espera hasta el fin de semana. Y te preguntarás, ¿tantas ganas tiene mi padre de conmemorar mi partida?
No hija, nada más lejos de la realidad.

Es cierto que subir a Calella de Palafrugell, acercarme al mirador donde vertimos tus cenizas al mar, sentarme en el banco y, mirando al mar, conversar contigo se ha convertido en un pequeño ritual que me llena de paz.

Y es cierto que los días previos a ese ritual están siempre llenos de angustia y desasosiego, repletos de un extraño miedo a que otro año más haya pasado sin ti, y ya son 8. Pero a la vez, me embarga esa urgencia a que todo pase y se acabe la cuenta atrás, y se abra paso un nuevo año sin ti.

Pero esta vez no es sólo eso lo que me carcome, esta vez hay un pequeño y peludo motivo que me hace desear que llegue el fin de semana. Esta vez, tras recordar como te marchaste de nuestras vidas, procederemos a dar la bienvenida a un nuevo miembro de la familia.

Todo es fruto de la casualidad, cada uno nace cuando quiere y la pequeña y dulce Elsa, nació el pasado 16 de Mayo. Así que este domingo tras cumplir 8 semanas es lo suficientemente mayor para dejar atrás a su camada y venir a vivir con nosotros.

No quiero que pienses que de algún modo Elsa viene a cubrir el dolor y el vacío que tu ausencia nos provoca, eso es imposible. Simplemente la familia crece, como creció el día en que tu Hermana Nuria llegó al mundo. Y seguirá creciendo, estoy seguro, con amigos, parejas, adopciones, nacimientos, y seremos felices, por que estando justo y contigo velándonos, no podría ser de otra manera.

Tu padre que te quiere.

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