jueves, 9 de febrero de 2023

Neglectus

Querida Helena,

Por primera vez desde que empecé a escribirte estas cartas he llegado tarde a esa cita ineludible contigo. Podría enarbolar mil y una excusas, pero no hay excusa que valga lo más mínimo para no escribirte una carta en el día de tu cumpleaños.
Podría decirte que tengo mucho trabajo, y no te mentiría; podría decirte que tengo la cabeza en otro sitio porque tu madre tiene dolor de espalda y ando preocupado, y no te mentiría; podría decirte que me hago viejo y el tiempo cada vez me cunde menos, y no te mentiría; podría decirte que tengo una lista enorme de tareas a hacer a diario, y no te mentiría.
Pero lo cierto es que desde que empezó el año, la desidia me invade y eso hace que todo se me acumule, que todo se me atasque y que me abandonen las fuerzas y las ganas de hacer cosas, lo cual solo redunda en que la pila de cosas por hacer solo crezca.

Naturalmente, como buen procrastinador sé hasta donde puedo esperar antes de que no haya vuelta atrás, y es en ese momento cuando me entran las prisas y me concentro tanto en lo que estoy haciendo que me olvido del resto, y eso, por desgracia es lo que me ha pasado hoy.

Estaba tan concentrado en acabar una tarea que me vencía hoy, que se me ha pasado el día volando y cuando he mirado el reloj, pasaban once minutos de nuestra cita anual.

Espero me puedas perdonar, pero sobre todo espero que me eches una mano para salir de este pozo de desidia que me tiene preso.

Tu padre que te quiere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, háblale a Helena...