domingo, 20 de noviembre de 2011

Tiempo para reflexionar

Querida Helena,

No me gusta hablar de política, en especial porque mi visión particular de la misma se separa de las corrientes establecidas a mi alrededor, y nos guste o no, a todos nos gusta encajar. Pero como hoy, día en que se cumplen cuatro meses de tu partida, los españoles tenemos el derecho a votar a aquellos que nos gobernaran, creo que dedicaré unos minutos a hablarte del cansancio que supone ver como a todos nos da igual quienes ocupen los ministerios, ya que en el fondo son todos iguales.

No hace mucho tiempo, cuando yo era poco mayor que tú, tal día como hoy, un señor muy anciano paso a  mejor vida, no opinaré sobre si subió al cielo o bajó al infierno, eso lo dejo en manos de los teólogos y los pasionarios de ambos signos, pero lo cierto es que con su partida España comenzó a sentir que el yugo de una dictadura que se había prolongado casi cuarenta años tocaba a su fin.

Eran tiempos de cambios, y la gente, que se había sentido oprimida durante tanto tiempo, se lanzó a la calle a expresar sus opiniones, su cultura, sus anhelos y la esperanza de un futuro mejor donde cada español podría formar parte (si así lo deseaba) del proceso de decisión común que, sobre el papel, significa la democracia.

Así llegaron las primeras elecciones libres, y la gente hacía interminables colas para ejercer un derecho que había sido coartado durante tantos años. Fue una fiesta, tanto daba a cual de las dos Españas pertenecías, tenías un derecho y la oportunidad de ejercerlo.

Desde entonces hasta ahora muchas cosas han cambiado, en 34 años la gente ha ido cambiando ese espíritu alegre y esa sensación de deber, más que de derecho, por una desidia del otra vez tenemos que elegir quien nos robará los próximos 4 años (si es que aguantan), o peor quien será títere de los grandes poderes que rigen este mundo en el que vivimos, la Europa de estrechas miras que sólo quieren un eje Franco-Alemán fuerte y los fantasmas que se ocultan tras los misteriosos Mercados Financieros.

Sé que todo esto te suena a chino, y que estando donde estás poco te ha de interesar, pero a nosotros, tu familia nos atañe, y mucho. Y es por eso que, aún sin ningún tipo de ganas, nos arrastraremos al colegio electoral y depositaremos nuestro voto que esperamos no caiga en saco roto.

Cariño, no quiero que pienses al leer estas lineas que ya no siento dolor por tu marcha, nada más alejado de la realidad, pero es que estés donde estés tengo la responsabilidad de enseñarte como funcionan las cosas. y este es, tan buen momento como otro cualquiera para empezar.

Tu padre que te quiere.

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